martes, 12 de noviembre de 2019

Rafael Michelini: El ocaso de un portador de apellido - Por Benjamin Beltrán


La elecciones  en primera vuelta en Uruguay, celebradas el pasado mes de octubre, y donde se eligió al nuevo Parlamento, llegaron con varios mensajes.

El primero de ellos es el de la renovación de casi un 70 por ciento del legislativo. Muchos legisladores que ocupaban una banca deberán abandonarla, muy a su pesar, el próximo 15 de febrero.

En este cambio hubo un hecho que generó alegría en propios y ajenos.  Es que después de veinte años sentado en el Senado, sin nunca haber siquiera presentado un proyecto de ley, quedó fuera Rafael Michelini.

Fue solo confirmarse la noticia para que los comentarios y memes fueran tendencia en las redes sociales.

Hijo de Zelmar Michelini, un brillante político uruguayo asesinado durante el gobierno militar en Argentina, donde estaba exiliado, todos coinciden en que Rafael no le llega ni a los zapatos a su padre.

Conocido por faltar a la verdad (se lo conoce como "el travesti de la mentira"), su doble discurso y su nula actividad parlamentaria, Michelini hacia ya años que no contaba con los votos para un lugar en el Senado. Su caballito de batalla fueron los desaparecidos y los derechos humanos, bandera que desde hace tiempo tienen otros grupos políticos de izquierda. A ello debe agregarse su bajo nivel cultural, con solo primaria aprobada y famoso por sus faltas de ortografía.

Las dos ultimas legislaturas lo logró gracias al trasiego de votos de los grupos políticos del Canciller Rodolfo Nin y del titular de Economía, Danilo Astori, con quienes conformaba un sub grupo político que sumaban sus votos.

Pero llegado el momento, y en un ejemplo de torpeza política, Michelini no dudó en jugarles por detrás y hacer un acuerdo con un líder del interior del Uruguay. Acuerdo que no fue del gusto de nadie.

La "brillante" jugada de Michelini lo dejó a la intemperie. La coalición que le había dado una banca y cansada de sus actitudes se rompió y lo dejaron solo. Resultado: los grupos de Astori y Nin retuvieron su banca. Michelini y su aliado, el diputado Darío Perez, de Maldonado la perdieron.

Michelini ha sido un portador de apellido que le permitió durante años sentarse en el Parlamento. Pero los resultados de la elección de octubre dejaron en claro que ya el apellido no rinde.

Amigos cercanos dejan entrever que Michelini está deprimido y hablan de algún ataque de pánico. Es que más allá de que por un periodo de un año cobrará un suculento subsidio de cerca de 7.000 dólares mensuales ,casi la mitad de lo que ganaba en el Senado.

Desde mediados de febrero Michelini ya no tendrá partidas para secretarios o compra de periódicos. No habrá tampoco ni celular ni coches oficiales. Deberá abonar impuestos de los que estaba exonerado y dejara de recibir asistencia médica en el mejor sanatorio local por cuenta del Parlamento.

Sanatorio privado donde se atendió luego de recibir un balazo en una de sus piernas en un dudoso incidente que algunos relacionan con deudas impagas y otros con motivos más serios.

También se acaban los viajes oficiales en primera clase, donde se fotografiaba tomando champagne, las salas VIP, los hoteles cinco estrellas y las fiestas en diferentes embajadas.
Y también, con su salida, deberán dejar sus cargos todos los familiares y amigos que, gracias a su influencia, habían accedido a diferentes puestos en el Estado con suculentos sueldos.

Algo que también lo deprime, y mucho, es el alto perfil y que ya no tiene prensa. Siempre gozo de ese alto perfil, hablando de economía, política, educación y cultura a pesar de sus escasos conocimientos.

Ya no lo llaman para participar en programas de radio y televisión. Incluso algunos periodistas con los cuales tenía un arreglo tácito de brindarles información privilegiada a cambio de protagonismo, mostrándolo como una persona influyente y de consulta permanente. Hasta un conocido periodista y analista político, que lo invitaba regularmente a sus programas de radio y televisión, llegó a calificarlo de “un gran legislador” lo que le costó numerosas críticas.

Hoy, ni siquiera sus más íntimos amigos le atienden el teléfono y optaron por integrarse a otros grupos del Frente Amplio. Y dentro de su grupo, el Nuevo Espacio, la situación no es la mejor. Ya muchos, de los pocos que quedan, dudan de su liderazgo y quieren terminar con la llamada menarquia  Michelini. Solo queda un legislador, del interior del país, y que junto con votos del grupo del Ministro de Economía, Danilo Astori, apenas pudo retener su banca.

Ya no usa las redes sociales como lo hacia permanentemente, con una soberbia increíble. Soberbia y destrato que sufrieron muchos funcionarios del Parlamento uruguayo y que hoy festejan su salida.

Pero lo que quizás más le duela a Michelini es que su despacho posiblemente sea ocupado por el ex Comandante en Jefe del Ejército, Guido Manini Ríos, quien convertido en candidato presidencial del novel partido Cabildo Abierto, obtuviera el 11% de los votos logrando una bancada de tres senadores y doce diputados.

La única carta que le queda por jugar es una victoria de Daniel Martinez (algo extremadamente difícil según las encuestas) y acceder a un Ministerio o una embajada.

Aunque en tres gobiernos del Frente Amplio su grupo fue el único que nunca integró el gabinete ministerial. No lo logro durante el gobierno de Mujica, a quien fue a solicitarle un Ministerio (de donde salió con cara de pocos amigos cuando se lo negaron) o en el actual de Tabaré Vázquez donde pretendió ser embajador en Argentina, pedido que ni siquiera fue considerado.

Pero la frutilla de la torta fue cuando pretendió ser vicepresidente, tras la renuncia de Raúl Sendíc, y al mejor estilo House of Cards quiso pasar por encima de varios colegas.

Un ex compañero de bancada fue claro sobre su futuro, “Para Michelini se acabó la política. Disfruto durante mucho tiempo de ser senador sin votos. Así que ahora es mejor que se dedique a otra actividad”. Quizás ahora pueda terminar la carrera técnica de tornero y comenzar a trabajar de eso.

Es que algún día, deberá entender que nada es para siempre y que el mundo es redondo.

Benjamin Beltrán

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