martes, 5 de junio de 2012

¿Quién manda?




Los hombres comparten con el resto de los primates superiores, entre otras, dos capacidades fundamentales: la de vivir en grupos organizados y la de aprender. Ambas se relacionan y están asociadas con la capacidad de convivir bajo condiciones adecuadas, en cada caso, de acuerdo a la escala evolutiva respectiva.

Por razones de supervivencia y debido a la prolongada infancia de hombres y monos, las formas de organización social están sostenidas en base a jerarquías, en las que los adultos tienen la tarea de acompañar y orientar a la cría durante su proceso de crecimiento.

Entre los gorilas, esa tarea la cumple el llamado “espalda plateada”  cuyo nombre refiere al pelaje encanecido. Asimismo, en tribus primitivas, y en diversos tipos de hordas los ancianos, en tanto portadores de sabiduría, son los encargados de dirigir al grupo.

En el caso del hombre, las formas complejas de organización social, incluyen distribución de roles y funciones, así como la designación de representantes de las voluntades colectivas. Estos son los encargados de ejercer la autoridad que asegure las condiciones de una convivencia regulada por normas establecidas y aceptadas. 

La palabra “autoridad” es de procedencia latina y su significado está ligado a quienes ejercen el mando. En los regímenes democráticos esa potestad es otorgada por el pueblo a sus representantes legítimamente designados.

La autoridad se relaciona directamente con la posición del titular dentro de la organización y no tiene que ver con la persona, en su condición individual. La autoridad es del cargo y permanece en él. La persona que deja un cargo, entrega con él la autoridad que el mismo representa.  Pero así como entrega  la autoridad cuando se retire, está obligado a ejercerla cuando la  asume.

En un régimen democrático, la autoridad no se ejerce en forma discrecional, ni arbitraria, sino sustentada en el marco normativo que la legitima. Se trata de preceptos establecidos por la autoridad competente, en donde se manda o prohíbe algo, en consonancia con la justicia. El incumplimiento trae aparejada una sanción.

El pasado 25 de mayo el Presidente Mujica en una entrevista publicada en Brecha en donde habla del cultivo de marihuana afirma:”…no tengo autoridad moral para parar a los gurises que están  cultivando por todos lados, si yo he fumado tabaco toda mi vida…”  “…voy a estar de viejo conservador ?”.

Si bien en el contexto de la entrevista, estas afirmaciones podían tomarse como un comentario banal, no podemos olvidar de que se está hablando de una práctica que hoy merece sanciones penales, por lo que, su conexión con la falta de autoridad, resulta un tema complicado.



M.C.B.

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