lunes, 20 de febrero de 2012

A esta hora el 90% de los puntos del rescate a Grecia están aprobados.


Con el estilo europeo de los últimos años, media docena de fechas límite incumplidas, en el último minuto, con los mercados al acecho y, lo que es más grave, sin auténticas garantías de acuerdo. El Eurogrupo decidirá hoy la suerte de Grecia en un ambiente enrarecido, marcado por la desconfianza y el escepticismo respecto al país que inició la crisis en la zona. Anoche parecía que los socios europeos activarán un nuevo plan de rescate, de al menos 130.000 millones de euros. Pero Europa no se fía. Hasta ahora se ha limitado a dar crédito a cambio de promesas. Esta vez, lo que está por decidir es cómo se articulará la entrega del dinero: el Eurogrupo quiere mano dura para asegurarse de que la enésima oleada de recortes se aplica a rajatabla. A pesar de que esos recortes, hasta ahora, no han traído más que algo parecido a una depresión y un malestar creciente en las calles.

Luis de Guindos, ministro de Economía de España, ha asegurado que el 90% de los puntos que se tratan hoy en la reunión están "cerrados" y que esperaba que se llegue hoy al acuerdo definitivo, según apunta Bloomberg, que también asegura que ha habido una reunión previa entre el ministro de Finanzas griego Evangelos Venizelos y sus homólogos alemán y francés. El ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, ha acudido después a la reunión del Eurogrupo, que ha comenzado hacia las tres de la tarde y ha dicho sentirse "optimista". "Nos hemos propuesto tomar una decisión sobre el nuevo programa, pero hay una serie de elementos sobre los que tenemos que conversar" comento.

El experimentado Hans Olaf Henkel, expresidente de la patronal industrial alemana, acaba de asegurar en Bruselas que la UE debería romperse en dos: un euro del Norte, con Alemania en el centro, y un euro del Sur, donde no puede faltar un país: Grecia. Frente a ese panorama, Atenas anunció ayer que ha hecho sus deberes y detalló el recorte al que le obligan sus socios dicen que ahora le toca a Europa. Porque sin ayudas europeas, Grecia está abocada a suspender pagos, en la que sería la primera bancarrota de un país en los 13 años de historia del euro.


Atenas acaba de aprobar un paquete de recortes de más de 3.000 millones: despidos, rebajas salariales y demás. El Eurogrupo le impuso más condiciones: exigió a los partidos griegos, por escrito, que se comprometan con los ajustes gane quien gane las próximas elecciones, y reclamó al Gobierno de Lukas Papademos que detallara una partida de 325 millones que al final se repartirá entre un recorte de gasto y una rebaja adicional de pensiones (“más suave de lo que parece”, según el primer ministro: quienes cobraban 1.500 euros pasarán a ganar 1.300). Todo eso se ha cumplido, según la versión de Atenas. Y aun así quedan flecos: el ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble, apuntó ayer a un acuerdo, pero con la ya tradicional fórmula del condicional: sí y solo si Grecia “aplica hasta finales de febrero todas las promesas”. La ministra austriaca Maria Fekter advirtió de que hoy “habrá todavía intensas negociaciones sobre los mecanismos de control” de ese rescate.

Las esperanzas sobre el acuerdo se han elevado, pero los escépticos, liderados por Alemania, desconfían de la determinación de Grecia para aplicar los recortes. Ahí es donde entran los mecanismos de control, en parte una especie de seguro para los países acreedores y en la otra una humillación para Grecia: se da por segura la creación de una cuenta bloqueada que Atenas solo pueda usar cuando haya satisfecho los intereses de su deuda y una cesión de soberanía fiscal. Schäuble, acusó ayer a Grecia de “no dejarse ayudar” con medidas como la creación de una nueva agencia tributaria con funcionarios alemanes. Los griegos ven esto como un atentado a su soberanía. Esta "ayuda" alemana no hace mas que incrementar el malestar de los griegos con el gobierno alemán.

Atenas necesita el dinero: a mediados del próximo mes vence un pago de 14.500 millones. Lo paradójico es que mientras el FMI y la Comisión Europea están de gira por países (en busca de ayuda económica para Grecia), en casa la confianza flaquea. “Vamos de un salvemos el euro a otro. A pesar de las ayudas, los problemas griegos van a volver. Después llegará el día en que el foco se ponga en Lisboa, y luego en Madrid y en Roma: la historia interminable”, sostiene Henkel. Y no solo Henkel: el 57% de los empresarios alemanes se declara a favor de que Grecia vuelva al dracma, una posibilidad que podría desatar un contagio devastador pero que va tomando fuerza a la vista de que la otra receta (recortes a mansalva) no funciona.

Estamos a pocas horas de saber cual será el futuro de Grecia y consecuentemente del Euro y la Unión Europea.

Fuente: El Pais

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