jueves, 20 de abril de 2017

QUIEN PRECISA UN TEST CON UN PERRITO!


A principios de este año, hubo mudanza y nuevos planes para Susana y Carlos. Cambiaron el departamento por una casa con patio y decidieron que era hora de agrandar la familia.

Pasado el mes, su perra Matilda comenzó a cambiar algunos hábitos. Ya no recibía a Susana a los saltos cuando llegaba a la casa, había dejado de invitarla a correr por el patio y no la perdía de vista cuando salían a pasear.

No había forma de que un extraño se le acercara, la perra se había convertido en la custodia personal de su dueña. “¡No entendía qué le pasaba! En un abrir y cerrar de ojos me tenía entre algodones… Ella, que siempre había sido bastante torpe, que no sabía dominar su entusiasmo al demostrarme cariño, de golpe era una pluma, me seguía por toda la casa y no se despegaba de mí cuando caminábamos por la calle”, dice Susana aún sorprendida.

El cambio de conducta fue aún más evidente porque con Carlos las cosas no se habían modificado, Matilda le seguía manifestando amor con su graciosa brutalidad de siempre.

Susana no dio vueltas y consultó al veterinario José María Gimeno Borrás para saber qué le pasaba a su mascota. Le contó que Matilda estaba rara con ella y le describió algunos de los episodios que venían sucediendo. “Los perros tienen la capacidad de percibir los cambios hormonales de las personas, es por su olfato. 

Quizás te está pasando algo y ella ya lo percibe”, le comentó el médico.
Las palabras del veterinario hicieron eco enseguida en Susana se puso a hacer números y se dio cuenta de que tenía un atraso de unos pocos días. Un poco avergonzada por su pálpito, compró un test de embarazo sin contarle a su novio. 

A la mañana siguiente, antes de que Carlos se levantase, fue al baño y se hizo la prueba. Con el resultado en la mano, salió disparada y se tiró encima de su novio: ¡estaba embarazada! Se abrazaron, rieron y festejaron acostados fantaseando lo que vendría. 

Matilda se sumó enseguida a la alegría sobre el colchón, movió su cola, jadeó como loca y se posó junto a su dueña con el mentón sobre su panza como diciendo: "Por fin se dieron cuenta".


María Barrios

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